jueves, 19 de mayo de 2016

Los Siete Principios Universales

"Nuestros pensamientos,

nuestras palabras y nuestros actos
son los hilos de la red que tendemos
a nuestro alrededor".
(Swami Vivekananda)

Introducción

El Universo, la Vida, la Naturaleza, o como deseemos calificarlo, tiene un orden, unas leyes o principios, que se conozcan o no, siempre van a estar presentes, siempre van a estar en perfecto funcionamiento. Seamos quien seamos; tengamos lo que tengamos, siempre van a actuar en nuestro favor o en nuestra contra, según actuemos correctamente o contra ellas.

Estas leyes son lo que se conoce a lo largo de la historia como “Las 7 Leyes Universales”. Cuando se actúa a favor de ellas nos va la vida bien, las situaciones positivas se nos suceden con facilidad, la vida parece que se nos ha simplificado como por arte de magia y es cuando decimos que somos felices; por su parte, cuando actuamos en contra de ellas tenemos el sentimiento de infelicidad, de angustia, de estancamiento que no nos permite avanzar, sentimos miedo ante cualquier reto u objetivo, sentimos el día a día como un profundo pesar y no encontramos un resquicio de luz y paz.

Para ir a favor de estas leyes hay que conocerlas. Este conocimiento es el que nos hará libres, no nos sentiremos más víctimas de nuestro destino, seremos nosotros quienes creemos conscientemente nuestra vida, tomaremos nosotros el timón. El fundamento de toda ciencia está en los principios sobre los que se basa, con este conocimiento podemos saber los principios del funcionamiento sobre cómo se crean nuestras vidas.

El fundamento de esta enseñanza, no es crear ninguna doctrina, ni ningún tratado, el fundamento de esta ciencia es que seamos felices, que consigamos todo lo que nos propongamos en la vida y que rechacemos el sufrimiento que por la falta de conocimiento que nuestra mente ha estado aceptando. Este conocimiento es eminentemente práctico, una vez conocido y puesto en práctica, se podrá comprobar  el placer de construir la propia vida en función a de los deseos de felicidad de cada quien.

Antes de comenzar cualquier profesión las personas tenemos que formarnos, pero en cambio para desarrollar nuestro oficio más importante que es vivir y ser feliz, no recibimos instrucciones, no tenemos un manual de conducta, nos desenvolvemos por la vida, sin ni tan siquiera saber que leyes rigen nuestro mundo físico, y es por este motivo por el que algunas vidas transcurren en la salud, la belleza, la opulencia, la armonía… Y en cambio otras se desarrollan en la desgracia, la desarmonía, el infortunio, la miseria…

Por eso sufrimos, por falta de conocimiento, consciencia, ignorancia, por no saber que nuestra forma de sentir, pensar, actuar y hablar en el mundo puede ir en nuestra contra, por muy bien que nos creamos nosotros que lo estamos haciendo. Y por tanto, al ir en contra de estas leyes se nos crean situaciones que en la sociedad pasaremos a llamar “problemas”, y serán la causa y el efecto que es la infelicidad o el sufrimiento en nuestra vida.

Este conjunto de enseñanzas fueron agrupadas por un conjunto de personas autodenominadas “Tres Iniciados” en un libro llamado "El Kibalión".

A lo largo de la historia de la humanidad las personas más adelantadas a su tiempo, siempre han tenido conocimiento de la existencia de estas leyes. Todo lo referente a estas Leyes Universales ya es conocido, ya que siempre han existido y siempre existirán, lo único que ha ocurrido es que la inmensa mayoría de la población vive ignorante a la existencia de estos principios o leyes.

Estas leyes universales son siete y actúan como un todo, en una unidad, no se pueden entender estas leyes de forma separada. Es como la Ley de la Gravedad, se conozca o no, si se tira un objeto al aire, caerá por su propio peso, da igual que se conozca cómo y a qué es debido, siempre va a estar en perfecta actuación, pues exactamente igual ocurre con estas leyes.

Las siete leyes responden estrictamente a nuestros pensamientos, a nuestros sentimientos, a nuestras acciones y a nuestra palabra. No importa quien seamos, que es lo que hagamos en la vida, o en qué país habitemos, los principios responden a nuestras creencias. Los principios actúan igual para toda la humanidad. Sólo responden a nuestras creencias, sean cuales sean.

 

Hermes Trismegisto


Hace mucho tiempo ya, y sin saber exactamente cuándo, surgió en Egipto un maestro entre al que llamaron “Tres veces grande”. Considerado un dios entre ellos le dieron el nombre de Tot, al que los griegos terminaron llamando Hermes. Es así como nos ha venido hasta hoy en día su nombre y todo su conocimiento.

Su doctrina se conoce como Doctrina Hermética y se vio reflejada en su libro más importante, El Kybalion. Desde los tiempos más remotos han existido iniciados en ella, aunque se mantuvo en secreto. Así, el conocimiento del Universo estuvo exclusivamente en manos de unos iniciados o elegidos que estaban preparados para entenderlo.

La base filosófica de estas leyes radica en el dominio de las fuerzas de la mente y en la transmutación de una clase de vibraciones mentales en otras. Hoy en día ya han salido por fin a la luz sus siete leyes primordiales y son utilizadas en numerosas creencias, religiones, incluso sectas.

La Tabla Esmeralda de Hermes Trismegisto


La Tabla de Esmeralda es un texto breve, de carácter críptico, atribuido al mítico Hermes Trismegisto, cuyo propósito es revelar el secreto de la sustancia primordial y sus transmutaciones. Hasta el siglo XX las fuentes más antiguas conocidas eran manuscritos medievales, pero investigaciones posteriores han hallado predecesores arábigos. En ella está condensado o resumido todo el arte de la Gran Obra, objetivo principal de la alquimia, que es el arte del perfeccionamiento y la Gran Obra implica su cumplimiento, la perfección. La Tabla de Esmeralda contiene en sus pocas líneas el secreto de la Gran Obra, es un pasaje directo para la perfección.
Dicho mensaje es expresado de modo simbólico, su sola lectura no revela su significado. El acceso a la Gran Obra requiere trascender nuestra limitación racional, de ahí que todo alquimista conlleve una transmutación personal paralela que le permita acceder al lenguaje del Símbolo. El Todo, el Uno, tan sólo se expresa simbólicamente y es necesario el aprendizaje en la hermeneútica del Símbolo. De no ser así, su sola simplicidad generará incredulidad. La Razón aguarda complejidad ante lo complejo, mientras el Uno, el Ouroboros, se descubre ante la simplicidad de otra lectura, de otro lenguaje. En definitiva, la expresión críptica de la tabla no es intencional, sino que requiere de la persona adecuada, capacitada para la Gran Obra.
La Tabla de Esmeralda ve reflejada su esencia en el fundamento ontológico último de la filosofía, en la finalidad del Ser. Apercibido el ser humano de su carencia y limitación vitales, se provee de un acercamiento perpetuo a la posibilidad de lo trascendente, lo eterno. Eternidad en la búsqueda de lo absoluto, aquella respuesta que satisfaga lo limitante y abrace al Universo. Saciedad de la inconformidad terrenal a través del encuentro con la esencia del Uno, del Todo, para poder ingresar en él, para formar parte de él. En definitiva, llegar a Ser la Totalidad que ya se Es.
La Tabla de Esmeralda es una vía directa para dicha finalidad. Aquél que la entienda tiene el acceso directo al Todo, al Uno, al Universo, al Ouroboros.
Tanto la Ciencia como la Filosofía se originan vislumbrando en el horizonte la respuesta a la pregunta por el Uno. La filosofía de la ciencia tiene como propósito responder a dicha pregunta fundamental. La Tabla de Esmeralda conlleva una necesaria tendencia holística, ya olvidada en el transcurso de la historia, que contrasta con una marcada disociación en la metodología del saber contemporáneo, más fundamentada en una unidireccionalidad nihilista que en una integración de todos los opuestos de la existencia.

“Los principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave

mágica ante la cual todas la puertas del templo se abrirán de par en par”.




Verdadero, sin falsedad, cierto y muy verdadero: 

lo que está de abajo es como lo que está arriba, 

y lo que está arriba es como lo que está abajo, 
para realizar el milagro de la Cosa Única. 


Y así como todas las cosas provinieron del Uno, por mediación del Uno, 
así todas las cosas nacieron de esta Única Cosa, por adaptación. 

Su padre es el Sol, su madre la Luna, 
el Viento lo llevó en su vientre, 
la Tierra fue su nodriza. 

El Padre de toda la Perfección de todo el Mundo está aquí. 
Su fuerza permanecerá íntegra aunque fuera vertida en la tierra. 

Separarás la Tierra del Fuego, 
lo sutil de lo grosero, 
suavemente, 
con mucho ingenio. 

Asciende de la Tierra al Cielo, 
y de nuevo desciende a la Tierra, 
y recibe la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores. 

Así lograrás la gloria del Mundo entero. 
Entonces toda oscuridad huirá de ti. 

Aquí está la fuerza fuerte de toda fortaleza, 
porque vencerá a todo lo sutil 
y en todo lo sólido penetrará. 

Así fue creado el Mundo. 
Habrán aquí admirables adaptaciones, 
cuyo modo es el que se ha dicho. 

Por esto fui llamado Hermes Tres veces Grandísimo, 
poseedor de las tres partes de la filosofía de todo el Mundo. 

Se completa así lo que tenía que decir de la obra del Sol.


El Hermetismo

El concepto “Hermético” tiene el significado de “cerrado”, “impenetrable”, “guardado de forma secreta a la humanidad”, y así ha sido, este conocimiento ha estado oculto, pero en esta Nueva Era el maestro Saint Germain nos enseña a decir: No hay nada oculto que no me sea revelado”, por eso este conocimiento llega a nosotros, porque estamos en la era de aprender en aras del conocimiento.
El Hermetismo es una tradición filosófica y religiosa basada principalmente en textos pseudoepigráficos atribuidos a Hermes Trismegisto (Tres veces Grande). Esos escritos han influido mucho en la Tradición Esotérica Occidental y fueron considerados de gran importancia tanto durante el Renacimiento como en La Reforma. La tradición reclama ser descendiente de una Prisca Theologia, una doctrina que afirma que existe una simple, verdadera y teología, la cual está presente en todas las religiones y fue dada por Dios al hombre en la Antigüedad.
El hermetismo filosófico se erige sobre la base de un conjunto de escritos supuestamente aparecidos en Egipto bajo el período de dominación romana (entre los siglos I y IV d. C.), y puestos bajo la advocación de Hermes Trismegisto. Probablemente, el hermetismo sea el "intento helénico" de sistematizar filosóficamente parte de las doctrinas religiosas y místicas de la cultura tardo-egipcia (aunque no hay por qué descartar otras influencias "orientales", como la israelita, por ejemplo). Asimismo, es muy probable que esta sistematización filosófica o "culta" se llevara a cabo sobre la base de otros escritos anteriores de ciencias ocultas (el llamado hermetismo técnico o popular). Esta definición se ciñe a estos escritos tardo-antiguos, que servirán de base para toda la vasta producción hermética posterior.
La tradición hermética se "fundiría" con parte del entramado neoplatónico y el cristianismo incipiente durante la Antigüedad tardía, y con la religión católica, el cisma luterano y la cábala cristiana, a través de los filósofos (platónicos, herméticos) y magos del Renacimiento y el Barroco, pero en ningún caso se difuminaría el esqueleto de su filosofía. Asimismo, el hermetismo inspiraría, por su potencia seductora, muchas corrientes ocultistas decimonónicas. Su universo viviente y su exaltación del espíritu humano, servirían en el siglo XIX tal como sirvieron en el Renacimiento: para que muchos díscolos y extraños personajes se enfrentaran al mecanicismo, al materialismo y al racionalismo militante impuesto desde la "pedantería académica" (aristotélica o positivista) y la Ilustración.
Un caso aparte es la tesis (debida en buena parte a Yates) que erige a la filosofía hermética como uno de los motores propiciadores del advenimiento de la Ciencia moderna en el siglo XVII. Aunque esta aventurada teoría ha recibido diversas críticas, su fundamento más sólido está en la concepción de magia natural renacentista y barroca, así como en la exaltación del hombre y su intervención en el mundo físico, que define (por supuesto con muchos matices) la filosofía hermética.
Es muy difícil deslindar el hermetismo filosófico (místico) del hermetismo técnico (ocultista). Sin embargo, se puede afirmar con mucha seguridad que los filósofos herméticos estuvieron vinculados a conceptos comunes a scientias del período como la astrología y sobre todo la alquimia, y a cierta clase de magia ceremonial greco-egipcia. Aunque por encima de todo hay que considerar al hermetismo como un constructo filosófico (una amalgama de estoicismo, medio-platonismo, neopitagorismo y algo de aristotelismo), pero con fines "prácticos" (la meta de todo buen hermetista es alcanzar la comunión con Dios mediante la revelación telúrica, la recepción del noûs divino o la palingenesia).
En el hermetismo no se cree ni se deja de creer; simplemente, se comprende o no se comprende.

La Tríada Hermética: Dios, Cosmos y Hombre

“Primero Dios, segundo el Cosmos, tercero el hombre”.
El hermetismo es completamente unitario en cuanto a la tríada fundamental que estructura la realidad. Debemos considerar a Dios como un Cosmos inmóvil, al cielo como un Cosmos móvil y el hombre como un Cosmos racional, capaz de elevarse hasta el creador y demiurgo. En esta procesión hipostática el hombre es imagen del Cosmos, y el Cosmos es producto de Dios, cuyo aliento (pneûma) conduce el movimiento de los astros y une a todos los seres en una cadena simpática. Esta dependencia, importantísima para mantener el edificio hermético y sus “aplicaciones prácticas”, es reiterada constantemente en los Hermética. Las diferentes concepciones de estas hipóstasis fundamentales y los seres intermedios (nos referimos sobre todo al Sol como segundo demiurgo entre el Cosmos y el hombre) no deben confundirnos, antes bien son intentos de conciliar nuestra tríada primera mediante entidades enlazadoras.
El hermetismo debe ser considerado como una “filosofía plena de vida”. El universo hermético está vivo, y sus entidades regidoras actúan eternamente. La muerte y el vacío no tienen cabida en el hermetismo.

El Kybalión


El Kybalión es un documento del siglo XIX que resume las enseñanzas del hermetismo, también conocidos como los siete principios del hermetismo. Su autoría se atribuye a un grupo anónimo de personas auto-denominados Los Tres Iniciados”, aunque las bases del hermetismo se atribuyen Hermes Trismegisto, alquimista místico, y deidad de algunas logias ocultistas, cuya existencia se estima en Egisto antes de la época de los faraones y, según la leyenda, fue guía de Abraham.

Los Tres Iniciados


Los "Tres Iniciados" que escribieron El Kybalión decidieron permanecer en el anonimato. Esto ha generado muchas especulaciones sobre quién escribió realmente el libro. Hay varias escuelas de pensamiento que se atribuyen su autoría. La teoría más popular es que está escrito por miembros de la Sociedad Teosófica, pues su traductor del inglés al español, como comprobamos en todos las ediciones españolas desde la primera, fue Federico Climent Terrer, fundador de la Sociedad Teosófica en Barcelona, España, quien realizaría esta traducción por orden exclusiva de la Sociedad Teosófica.

Pretenden apoyar esta teoría diciendo que Paul Foster Case fue masón y que la editorial de El Kybalión, Yogi Publication Society, imprimió su domicilio en el frontispicio del libro como "Templo Masónico, Chicago, Illinois". Sin embargo, mucha gente que presenta esto como una “evidencia” de la autoría de Case probablemente desconoce que el "Templo Masónico" de Chicago era en realidad el primer rascacielos de la ciudad, que alojaba docenas de tiendas y pequeños negocios sin ninguna afiliación masónica. El edificio fue nombrado por la logia masónica que financió gran parte de su construcción, y en realidad se encontraba en los pisos superiores.

Otra teoría plausible es que El Kybalión fue obra de William Walker Atkinson, con o sin ayuda de terceros. Una de las primeras publicaciones de Atkinson pudo haber sido una serie titulada “Las Enseñanzas Arcanas”, que comparte algunas similitudes superficiales con El Kybalión: El Kybalión explora siete “Principios Herméticos”, mientras que Las Enseñanzas Arcanas explora siete “Leyes Arcanas”; El Kybalión afirma ser una elucidación de un antiguo texto hermético inédito del mismo nombre, mientras que Las Enseñanzas Arcanas dicen explorar la sabiduría de un antiguo pergamino no publicado de aforismos ocultos; ambos libros describen tres “Grandes Planos” de la realidad, cada uno de los cuales se subdivide en siete planos inferiores. Ambos libros describen tres de los planos inferiores como "llaves negras astrales", de manera similar a las teclas negras de un piano y habitados por espíritus elementales; ambos libros describen con gran detalle el proceso de la “alquimina mental”, el uno casi en total consonancia con el otro. Hay muchas otras similitudes, que conducen de forma natural a la pregunta de si Las Enseñanzas Arcanas podrían haber sido el "primer borrador" de Atkinson para el material que posteriormente se convertiría en El Kybalión.

Los Siete Principios Herméticos


Los siete principios o axiomas descritos en El Kybalión son:

  1. Mentalismo.
  2. Correspondencia.
  3. Vibración.
  4. Polaridad.
  5. Ritmo.
  6. Causa y Efecto.
  7. Generación.

Estos principios se caracterizan por ser invariables, inmutables, eternos. Es decir, no responden a fuerzas o condiciones humanas o del limitado mundo en que vivimos. En otras palabras, el hecho que un ser humano no los conozca, no significa que no están en acción. Son una explicación de cómo funciona y cuál es el diseño intrínseco del Universo. Permanecen inalterables a lo largo del tiempo, ofreciendo a quien los estudia una forma de explicar y comprender todo cuanto hay y ocurre a su alrededor.

La comprensión y el conocimiento que podemos extraer de estos Principios Universales hace posible percibir y actuar en el mundo con una perspectiva amplia, abarcadora y un marco de referencia apropiado para considerar, entender y valorar las experiencias vividas como aprendizajes. Esta forma de ver los procesos vividos propician una actitud que capacita al ser humano para construir las estructuras mentales que servirán para crear su mañana.

Las enseñanzas contenidas en los Siete Principios Universales constituyen la base y el punto de partida para lograr la transmutación del hombre de plomo en el hombre de oro. En el momento en que el ser humano haya logrado ese cambio, cuando haya logrado el dominio de sus fuerzas mentales, será cuando realmente pueda considerarse el arquitecto de su propio destino.

En la Filosofía Hermética hay una distinción entre lo que es una Ley y un Principio. Los Principios los definimos como la instancia superior de donde derivan todas las Leyes Naturales de cada plano vibratorio. En El Kybalión, se explica que para poder actuar y gobernar sobre las leyes de cada plano, es necesario utilizar los Principios, en vez de luchar en contra de las leyes. La propuesta Hermética nos capacita como magos, dueños de nosotros mismos, capaces de gobernar armoniosamente las leyes naturales, porque escogemos participar conscientemente en el Universo utilizando el conocimiento que nos dan los Siete Principios Universales.

Es importante recordar que los Siete Principios Universales han sido divididos y enumerados con propósitos de estudio. Sin embargo, operan todos como una sola fuerza, resumidos en el Principio de Mentalismo: "El Todo es Mente; el Universo es mental". También vale decir que estos Principios no son un "credo" Hermético. Al igual que todas las demás ideas que se exponen sobre Filosofía Hermética son una propuesta, que debe pasar por el filtro de la experiencia individual. No es hasta ese momento que las propuestas, los saberes, la información, cualquiera que sea, se transforma en verdadero conocimiento.

Los Principios no son "leyes". Las leyes son locales y variables. Por ejemplo, sabemos que la Ley de la Gravedad tiene características específicas en el planeta Tierra, pero también sabemos que en la Luna tendrá otras características, incluso es posible hablar de gravedad cero en ciertas condiciones. Todo esto nos permite comprender que las leyes están sujetas a variaciones según el ámbito que en que se desenvuelven. Los Principios, por su parte, son universales e invariables. No importa donde se esté, en qué momento histórico, bajo qué leyes particulares nos estemos moviendo, que los Principios siempre actuarán, aun sin importar que uno los conozca o no. En una forma resumida, éstas son las ideas que rodean el concepto de "principio".

El hermetismo propone que existe una estructura universal llamada La Ley, que es una constante universal de la que los Principios Herméticos son la forma de explicar y comprender esa estructura.

Los Siete Principios Herméticos son las bases de las propuestas filosóficas del hermetismo. A través de su uso y comprensión, el hermetista trabajará sobre sí mismo en forma paciente y perseverante, "haciéndose poco a poco dueño de su propio destino".

Los Principios Herméticos dan la posibilidad de comprendernos y comprender el Universo de forma diferente, más amplia, más integral. Y esta nueva forma de ver, es la que permite actuar en un rango mucho más amplio.

El Principio del Mentalismo
      "Todo es Mente. El Universo es mental”

Este es el primer principio hermético y que encierra una de las verdades básicas sobre la vida y sobre el Universo. Afirma que “El Universo es mental” y que la única realidad esencial de las cosas es Mente, ya que el Universo en sí mismo es una creación mental, es decir, vivimos en la mente de Dios, quien mantiene el Cosmos a la manera del que sostiene un pensamiento por medio de la concentración mental.

Para comprender este principio hay que entender determinados puntos. Para empezar uno debe preguntarse qué es el “Todo”, para responder esta pregunta El Kybalión tiene la respuesta:

"Más allá del Cosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la Realidad substancial, la Verdad Fundamental".

Esa realidad sustancial, esa verdad fundamental es el “Todo”, que recibe así el nombre por los hermetistas, pero que otros lo llaman Dios, o Eterna energía, o Fuente Divina, etc... Es, a su vez, ese algo que se percibe que está detrás de todas las cosas y seres vivos.

Pero, tanto el sabio como el iniciado, comentan que la naturaleza íntima del Todo es incognoscible. Lo que significa que nadie más que el propio Todo puede comprenderla y verla en su totalidad. Es algo así como la guinda de un pastel que pudiera tener consciencia de que está sobre un pastel y ver parte de él, pero nunca podría llegar a comprender el completo; mientras que el pastel sí puede tener consciencia de cómo es al completo, con todos sus ingredientes. Por tanto, el ser humano sería la guinda de ese pastel y con su mente humana y limitada le sería imposible comprender al Todo, precisamente porque es solamente parte de ese Todo.

Ahora bien, el ser humano no puede comprender la totalidad del Todo, pero sí puede percibir determinadas cosas relacionadas con él. Por ejemplo, El Todo tiene que englobar toda existencia pues nada puede existir fuera de él porque si no ya no sería el Todo o lo Total. Por lo tanto, es infinito en espacio, ya que no puede existir nada fuera de él que lo contenga; y en tiempo, ya que no puede existir nada externo que lo haya creado. A su vez es inmutable, no cambia, siempre debe haber sido y deberá ser igual, idéntico de lo que es ahora: el Todo. Así pues, como conclusión, todo lo que es finito y mudable no puede ser Todo, como nada existe fuera de él, en realidad lo que cumple las anteriores condiciones es Nada.

Como eje director tendremos que tener presente ahora dos verdades fundamentales: la existencia de la mente creadora, pues nosotros la poseemos; y la existencia de la vida, pues nosotros la manifestamos. Así pues, dado que nosotros somos parte del Todo esto es una importante pista para nosotros. De manera que el Todo no puede ser materia, porque la materia no manifiesta vida ni mentalidad; además, está demostrado científicamente que la materia no es otra cosa que energía. Por otro lado, cabe preguntarse si entonces el Todo es energía, pero no es así, pues la mente y la vida no pueden nacer de ciega energía, porque nada puede subir más alto que su propia fuente, y la mente y la vida serían una manifestación más evolucionada de esa energía.

Por lo tanto, el Todo ha de ser una Mente Viviente e infinita, eso que los iluminados llaman Espíritu. Pero no podemos ir más allá, puesto que definir espíritu es definir al Todo y definir al Todo es imposible porque el Todo es incognoscible, excepto para sí mismo. Lo ilimitado no puede ser comprendido por lo limitado. Lo que sí sabemos es que dentro del Espíritu se encuentra la materia, que no es otra cosa que una manifestación del mismo Espíritu a muy bajos niveles vibratorios.

El Kybalión dice que "El universo es una creación mental sostenida en la mente del Todo". Lo que significa que nuestro Universo, todo lo que nos rodea, incluso nosotros mismos, no somos más que manifestaciones mentales del Todo. De la misma manera que podemos crear un mundo propio en nuestra mente, el Todo lo hace con el Cosmos. Por lo tanto, el Universo es ficticio e ilusorio, pero para un mortal sus leyes son muy reales. De manera que el humano debe comprender que es un sueño del Todo, pero no negar su existencia.

De ahí el poder del pensamiento, pues con él creamos todo lo que deseamos si somos capaces de llegar a comprender su mecanismo. De ahí que se diga que nosotros somos Dios, o dioses a pequeña escala. 

El Kybalión, compendio de Principios Herméticos, nos muestra dos aforismos que ilustran nuestro saber:

“La mente infinita del todo es la matriz del Cosmos”.

“El Todo crea en su mente infinita innumerables universos, los que existen durante aeones de tiempo, y así y todo, para él, la creación, desarrollo, decadencia  y muerte de un millón de universos no significa más tiempo que el que se emplea en un abrir y cerrar de ojos”.

Es así como Dios, o el Todo Mente, crea la vida por medio de su pensamiento, tal como el hombre puede crear un Universo en su propia mente. El Gran Creador imagina la creación y la proyecta hacia el huevo cósmico, dando origen a la vida en sus infinitas manifestaciones. De este modo, el hermetista no se preocupa demasiado por estudiar la composición química de los elementos, sino que prefiere estudiar el Principio Mente, compuesto esencial de todo lo que existe. Animales, minerales, vegetales, hombres, dioses, planetas, galaxias, universos, materia y energía, todo es mente; el Universo es mental. Es por esto que en todo el Cosmos imperan las mismas leyes, las de la mente.

La Energía Mente se manifiesta en una escala infinita de vibraciones, las cuales van desde lo denso a lo más sutil. La combinación de estas vibraciones, al igual que la mezcla de las notas musicales emitidas por un piano, produce los diferentes elementos o materiales del Universo, con características tan diferentes entre sí, pero cuya naturaleza intrínseca está formada por mente.

Es por eso que los antiguos alquimistas creían en la transmutación del plomo o de cualquier metal, en oro, ya que el compuesto íntimo de todos los metales es exactamente el mismo: mente.

En lo personal, nuestro cuerpo físico es mente, nuestros huesos, nuestra sangre, nuestro sistema nervioso, nuestra inteligencia, nuestro espíritu, nuestro pensamiento: todo es mente.

El Todo Mente (Dios), es infinito, eterno, inmutable e incognoscible. El Todo Mente no es energía ni materia, es algo superior a esto: es una mente viviente e infinita, a la cual se le puede también llamar, Espíritu, o esencia real.

El Todo Mente ha existido siempre y existirá siempre; es lo absoluto que está más allá de toda comprensión.

Todo aquello que es finito, mudable y transformable, no puede ser el todo. Y como nada existe fuera de él, en realidad, todo lo finito debe ser nada realmente. El Kybalion nos plantea las siguientes interrogantes herméticas: ¿Qué es el Universo? Si nada puede existir fuera del todo; entonces, ¿el universo es el todo? No, no puede serlo porque el Universo parece estar hecho de múltiples unidades y está en continuo cambio. Entonces, si el Universo no es del todo, debe ser nada. Sin embargo, nosotros somos sensibles y sentimos la existencia del Universo. Y si el Universo es algo y no es el todo, ¿qué puede ser? Sencillamente, como ya lo hemos dicho, es una creación mental del todo.

Éste es el origen del tan conocido principio hindú del “Maya”. Los hindúes dicen que “Todo es Maya”, es decir, traduciéndolo a palabras occidentales, “todo es ilusión”. Ciertamente, un pensamiento nuestro es ilusión. Si hemos creado imaginativamente un personaje como un viejito de barba blanca, corta estatura, ojos verdes, y un bastón de ramas de mi árbol, este personaje es fantasioso e ilusorio desde nuestro punto de vista material, pero absolutamente tangible, concreto y real para los materiales, elementos o personajes de nuestro sueño imaginativo. Un fantasma es un fantasma para el hombre físico, pero es un ser material para otro fantasma. Atravesará puertas de madera pero no “puertas para fantasmas”, hechas de “madera fantasma”.

Un automóvil fabricado de pensamientos (imaginario), no puede chocar con un vehículo material, pero sí con otro coche imaginario, ya que está en la misma vibración o en la misma densidad de su “materia”.

Debemos entender que como sapiens, criaturas de carne y hueso, estamos ubicados en un nivel vibratorio específico, es decir, ocupamos un lugar en la ordenación del Universo. Es preciso reflexionar que para nosotros es materia solamente aquella energía de características vibratorias semejantes o idénticas a la nuestra. Por el contrario, para un hombre cuyo cuerpo estuviera formado de energía en un diferente estado vibratorio, la “materia” sería para él la energía similar a la que compone su cuerpo.

No existe, por lo tanto, materia ni energía; sólo la energía única, material o esencia primordial que lo compone todo.

Si pudiéramos salir de nuestra clasificación, escaparnos de este Universo y unirnos al Todo Mente, participando de su naturaleza, el Universo se desintegraría instantáneamente (sólo para nosotros), debido a que habríamos cambiado la situación o posición del observador.

No es difícil entender que si desde el punto de vista de lo absoluto, “todo es ilusión”, desde nuestra mortal situación, “nada es ilusión”, ya que todo lo que ocurre nos afecta de alguna manera y podemos percibirlo y sentirlo. Ahora bien, como sapiens, hemos sido hechos a semejanza de Dios y tenemos dentro de nosotros la chispa divina. Si lo corporal es en nosotros lo finito, relativo y mudable, la chispa divina o esencia espiritual, es lo absoluto. Esta reflexión nos lleva a un trascendental descubrimiento: el sapiens es el único ser del Universo que participa tanto de la naturaleza del Pensador (Dios = Chispa Divina), como de la estructura de lo imaginado, por el Pensador (mundo material = cuerpo físico).

A través de la comprensión de este principio es posible vislumbrar el motivo por el cual el hombre fue creado: es el instrumento utilizado por Dios para que cree con su pensamiento los materiales del Universo. El Supremo Creador utiliza el cerebro del hombre para crear la vida. En este proceso de creación podemos distinguir dos etapas:
  • El hombre, Dios de su propio Universo.
  • El hombre, órgano de creación de la vida.
En la primera etapa, el sapiens imagina todo un Universo con su pensamiento, proceso de asombrosa similitud a la creación efectuada por la divinidad. Cabe preguntarse si en este Universo imaginado por el sapiens, no existen también, planetas, galaxias, vegetales, minerales, y aun el hombre, en otra escala dimensional. En realidad, lo infinitamente grande se confunde con lo infinitamente pequeño.

No podemos decir cuando algo será tan pequeño como para desaparecer o tan grande como para desintegrarse. Creemos, efectivamente, que existe todo un Universo en el pensamiento de cada hombre, y que si para éste transcurre un segundo, para los seres que viven en su imaginación pueden haber pasado millones de años.

En la segunda etapa, la vida creada por el hombre en su propia imaginación, y que existió en su Universo mental, pasa de ese mundo al Universo de Dios, donde existe el propio hombre, es decir, su densidad material se iguala a la de su creador.

Es posible que lo mismo le ocurra al hombre, y que en un momento dado éste pase a otro Universo superior a éste que conocemos.

La comprensión de que todo es ilusión (“Todo es Maya”), puede desquiciar a quien no esté preparado para esta verdad, ya que en su interpretación vulgar nos llevaría a creer que como “todo es ilusión”, no vale la pena hacer nada, ya que en última instancia, nada vale la pena porque “todo es nada”. No se debe cometer este error, el cual se originaría al ubicarse en el nivel de un observador que existiera fuera de este Universo.

La superación espiritual que promete el hermetismo, consiste en el desarrollo, fortalecimiento, crecimiento y evolución de la parte divina del sapiens; lo que se llama corrientemente Espíritu. Esta parte esencial se desarrolla a costa de lo onírico (lo ilusorio), y es así como el sapiens puede convertirse en un ser mutante, o sea, el sujeto cuyo centro de gravedad cambia de lo ilusorio a lo absoluto que existe en sí mismo (su propio espíritu el cual es una emanación de Dios).

Este cambio tan profundo, capacita al sujeto para ir comprendiendo la verdad de manera gradual y llegar finalmente al conocimiento de la verdad absoluta, la única que es inmutable, inmortal, y eterna, y que no sufre cambios por el paso del tiempo porque está más allá de él. En última instancia sólo es totalmente verídica la verdad absoluta, ya que la relativa se circunscribe solamente a observar un pequeño sector de lo absoluto. Es por este motivo que en el hermetismo, tal como lo proclama El Kybalion, se habla de sabios, y semisabios.

Estos últimos son los que se limitan a conocer el mundo ilusorio del Maya, es decir, lo imaginado por el gran creador, sin poder nunca remontarse a la fuente original de todo lo que existe. Son una especie de sabios del mundo de los fantasmas, o sea, lo onírico. El verdadero sabio hermetista se polariza en lo esencial de sí mismo, y al lograr que su espíritu se manifieste a través de su propio cerebro, se evade del mundo de la fantasía onírica para penetrar en el nivel del Gran Pensador, donde radica lo absoluto.

Esto explica por qué la personalidad, que es el medio de adaptarse a lo ilusorio para no percibir su calidad de tal, impide el desarrollo espiritual superior del individuo, al bloquear su contacto con la realidad. Por lo general, mientras más programada esté una persona, más difícil le resultará elevarse al mundo del conocimiento de lo absoluto.

Esta ley nos dice que  “Todo es mente”. Por todas las personas es conocido el poder mental y este principio intenta explicar que “lo que tú piensas se manifiesta”. Todas las personas trabajamos con un poder ilimitado, pero este poder no se conoce en la sociedad. Tenemos en un sólo día alrededor de unos 60.000 pensamientos y en gran medida suelen ser pensamientos de miedo, ira, envidia, tristeza, etc. Pensamientos que van a provocar que tengamos sentimientos negativos.

No se sabe que todas las personas tenemos libre albedrío y esto no es hacer lo que queramos, el libre albedrío es la posibilidad de pensar positivo o pensar negativo, en cada situación en cada momento de nuestra vida. Y este pensamiento es el que va a crear nuestra vida, pero no es el pensamiento en solitario, no pensamos que estamos en Asia y ya estamos en Asia, sino que es la unión del pensamiento y el sentimiento la que crea nuestra vida.

Y en la mayoría de los casos en la humanidad se siente que la vida es mala, que no hay trabajo, que no hay dinero, que tenemos mala suerte… Cuando nada de eso es cierto, la suerte no existe, sólo existe nuestra forma de pensar positiva o negativamente, la vida únicamente está funcionando perfectamente, nos está dando lo que tenemos en nuestra mente, si se piensa y siente que todo te sale mal, eso es lo que atraeremos a nuestras vidas.

Por eso, si queremos cambiar nuestra vida tenemos que renovar nuestra mente, pero esto no es nuevo, se ha sabido siempre: “Sois transformados por la renovación de vuestra mente” (Romanos 12; 2), de  ahí que la Física Cuántica afirme que “todo se crea sobre un pensamiento previo”.

Este principio se relaciona directamente con el Principio de Causa y Efecto, ya que nuestros pensamientos y nuestros sentimientos van a ser la causa y el efecto que es nuestra vida. Si sembramos tomates no podemos recoger lechugas, así es como actúa la naturaleza, pues lo mismo ocurre con nuestra vida, si nosotros en nuestra vida  sembramos pensamientos y sentimientos negativos de manera constante, no podemos pretender recoger felicidad.

La Física Cuántica nos afirma que todo en el Universo pasa antes por un pensamiento previo, por eso el coche que tenemos hoy, el trabajo que tenemos hoy, la pareja que tenemos, la casa que tenemos, etc., todo lo hemos creado antes con nuestra mente,  llega a nuestra vida porque nosotros lo hemos atraído previamente con nuestra mente, o porque hemos ido en contra de las leyes que rigen nuestra vida.

Las situaciones negativas que tenemos en nuestra vida, también las hemos atraído nosotros con nuestra forma de pensar, sentir, actuar y hablar. Hablar también, porque significa darle voz a nuestros pensamientos y el Universo no es falible, es perfecto, exacto, preciso y por eso nos devuelve justamente lo que hemos creado mentalmente.

Para algunas personas la vida es extraordinaria, se sienten felices. Para otras personas la vida es sufrimiento, lucha, esfuerzo, calamidad, etc. La gran diferencia entre ellas está en su mente. En su manera de pensar, de sentir, de actuar y de hablar. Si se piensa en positivo se tendrá una vida positiva. Si se piensa en negativo el Universo devolverá una vida negativa. Existe el libre albedrío para elegir como pensar en cada momento. El universo no interviene en nuestra forma de pensamiento, sino que sólo devuelve las semillas sembradas en cada área de nuestra vida. El universo no va a hacer nada por nosotros. Todo tenemos que construirlo previamente nosotros en nuestra mente.

El Principio de la Correspondencia
 “Como arriba es abajo. Como abajo es arriba”.

Este es el segundo principio hermético. Es considerado como una de las leyes auxiliares de la mente más importante, puesto que ayuda a la comprensión de la organización del Universo incluso en aquellos planos que el humano no tiene consciencia de su existencia por su limitada mente.

Así afirma que este principio se manifiesta en los tres Grandes Planos: el Físico, el Mental y el Espiritual.

De esta manera podemos ejemplificarlo diciendo que estudiando a la mónada se llega a comprender al arcángel.

Así pues, este principio encierra la verdad de que todos los planos de la existencia están en armonía, concordancia y correspondencia, porque todos ellos nacieron de la misma fuente: El Todo.

Este principio hermético se refiere a la similitud que existe entre los diversos planos o clasificaciones vibratorias que existen en el ordenamiento del Universo. La gran escala de la vida va desde la materia al espíritu, existiendo en el medio una infinita escala vibratoria. Dentro de esta gama, las mismas leyes que actúan en lo denso, por ejemplo, obrarán también en lo espiritual o sutil.

Existe una correspondencia o similitud entre todos los fenómenos cósmicos, y el estudio de estas analogías permite llegar a lo desconocido partiendo de lo que ya se sabe. La astrología, por ejemplo, se basa en la premisa de que el hombre es un microcosmos, es decir, que tiene en su interior una réplica análoga al Universo, y que por medio de este esquema vital estamos unidos a los planetas de nuestro sistema solar e influenciados por ellos. La carta celeste del horóscopo pretende llegar al trazado de nuestra estructura vital interna por medio de la Ley de Correspondencia.

Los planetas manifestarán su influencia a través de las diferentes partes de nuestro cuerpo, con las cuales se corresponden. Sabemos, por ejemplo, que Aries corresponde a la cabeza y Piscis a los pies, existiendo una simpatía entre el signo zodiacal, el planeta que lo rige, y la zona del cuerpo sobre la cual domina. Un talismán es un objeto mediante el cual se pretende establecer una relación magnética entre el sujeto que se desea proteger y la fuerza cósmica correspondiente. El Cosmos influencia al hombre con sus energías, pero a la vez, es influenciado por éste.

Existe aquí un principio de retroalimentación, cuyas exactas proyecciones no podemos vislumbrar. Se dice que si una persona tira una piedra a un lago, este acto simple llegará algún día a influenciar los confines del Universo de alguna manera. Existe la unidad universal, en el sentido de que todo está unido a todo; no podemos separarnos de la gente ni de nuestro medio ambiente. Tú mismo, lector, estás unido por un hilo invisible a cada habitante de nuestro planeta y a todo ser que existe en el Cosmos.

Si odias a alguien, te estás destruyendo a ti mismo; si quieres vengarte de una persona, lo que pongas en movimiento caerá finalmente sobre ti. Recordemos los principios cristianos, que se basan en puro hermetismo: “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”, o “Amaos los unos a los otros”. Este principio de correspondencia se explica porque Todo es mente; el Universo es mental. La energía mente es un nexo común de todo lo que existe.

Tal como existen correspondencias externas (con lo externo), también las hay dentro de nuestro cuerpo, y también en relación al sexo opuesto. Obsérvese por ejemplo la similitud entre las amígdalas y los testículos o los ovarios, entre el espermatozoide y el bulbo raquídeo con el cerebro, o la relación entre este último y el sexo. En este caso, habitualmente la pérdida de sensibilidad en lo sexual deriva en una mayor sensibilidad intelectual y viceversa. Esto se comprueba en la satiriasis (trastorno de la personalidad que describe la adicción al sexo como una patología), que generalmente lleva a un deterioro de la inteligencia. Con respecto a los sexos opuestos, podemos ver como el pene se corresponde con el clítoris y el útero con la próstata.

La magia simpática es el arte de establecer correspondencias artificiales entre una persona y una figura de cera, un talismán, una planta o cualquier objeto. De este modo, las influencias recibidas por el muñeco de cera, derivarán finalmente hacia el sujeto que sirvió de modelo. Basándose en este mismo principio, un individuo puede entrar en correspondencia con un árbol o una planta y traspasarle su propia enfermedad, con la mejoría equivalente.

La acupuntura nos muestra un caso del ventajoso empleo de las equivalencias corporales, donde el estímulo en el lóbulo de una oreja puede sanar una cefalalgia (conjunto de molestias o dolor situado y localizado en cualquier parte de la cabeza y los tejidos de la cavidad craneana). A primera vista es muy difícil pensar que puede haber una relación entre lóbulo de la oreja y nuestra cabeza, pero la experiencia concreta prueba que la hay. Es posible por medio de las agujas que se utilizan en la acupuntura curar muchas enfermedades o provocar insensibilidad al dolor; todo esto por la correspondencia.

Es de máximo interés el estudio del aforismo hermético “Como es arriba es abajo. Como es abajo es arriba”, ya que nos explica los lazos de influencia recíproca que existen entre un individuo y la naturaleza terrestre y celeste. El medio ambiente, al irradiar sus fuerzas sobre nosotros, provoca cambios en nuestro interior y en los acontecimientos que diariamente nos ocurren.

A la inversa, nuestra condición psicológica y nuestro estado mental se proyectan hacia la naturaleza y, como consecuencia de esto, se producen en nuestras vidas sucesos fastos o nefastos. Por ejemplo:
  • Una persona mantiene su habitación en desorden y totalmente desaseada. Este hecho material, de naturaleza física, repercute de inmediato en lo psicológico del sujeto, quien se convierte, intelectual y emocionalmente en una réplica de la situación física que mantiene. Su psiquis será el retrato de su habitación y viceversa.
  • La misma persona del ejemplo anterior se dedica un día a efectuar un escrupuloso aseo y ordenamiento de su pieza. Como consecuencia de esto, realiza también una cuidadosa limpieza de su psiquis, sintiéndose especialmente alegre, “liviano” y confortable.
  • Un sujeto amargado y negativo se encuentra habitualmente con gente que lo rechaza instintivamente y, que sin darse cuenta cómo, pueden llegar a odiarlo.
  • Una mujer se cree fea y se siente poco atractiva. Aun cuando sea en verdad “fascinante”, su estado mental rechazará al sexo opuesto.
Es especialmente importante lo referente a la relación establecida entre los actos jurídicos que obligan al sujeto y la dependencia y falta de libertad que sobreviene en el plano de la energía. Vamos a suponer, para ilustrar esto, que una mujer no se lleva bien con su marido y se separa de hecho, pero sin divorciarse.

Por este hecho ella seguirá unida firmemente a su esposo y si él es un sujeto negativo que le desea cosas malas, esta mujer no podrá aislarse de estas fuerzas; las recibirá y seguramente la perjudicarán, aun cuando esté diez años viviendo separada de su ex compañero. ¿Cuál es la razón de esto? La causa reside en nuestro aforismo “Como es arriba es abajo. Como es abajo es arriba”, ya que por existir un contrato jurídico entre ambos cónyuges, ellos están, en verdad, indisolublemente ligados, al menos mientras el contrato tenga vigencia legal.

La ley de los hombres proyecta su influencia hasta el mundo de la energía, llamémoslo “plano astral”, “plano mental”, o “cuarta dimensión”, para designar un lugar de vibraciones muchísimo más sutiles que las materiales. Lo mismo que en el caso anterior ocurre con personas naturales que se una a través de un contrato para formar una persona jurídica, lo cual ocurre en el caso de una sociedad comercial, por ejemplo.

Mientras la escritura de constitución de la sociedad esté vigente, los socios permanecerán unidos y cada uno de ellos afectará la vida de los demás de una manera positiva o negativa y, a su vez, recibirá también de ellos una fuerza que determinará sucesos importantes en su vida. De ahí el peligro de unir nuestras vidas con personas afectadas por un karma muy pesado o negativo, el cual, en caso de una ligazón jurídica, caerá indefectiblemente sobre nosotros.

A través de este Principio de Correspondencia es posible entender la crueldad inmensa que significa el condenar a un delincuente a cadena perpetua, ya que por haberlo dictado así la ley del sapiens, este sujeto continuará prisionero indefinida o permanentemente, aún después de su fallecimiento. Cadena perpetua significa, en el fondo, cárcel después de la muerte.

Existe una especie de “defensa mental” para quienes se encuentran en esta situación. Este “sortilegio”, por llamarlo así, consiste en repetir todos los días la siguiente oración: “me libero de la ley de los hombres y me entrego a la justicia divina”.

Es preciso advertir que para que ésta fórmula surta efecto y el sujeto se libere realmente, es preciso sentir profundamente lo que se está diciendo, ya que si se repite mecánicamente, con seguridad fracasará. Es diferente el caso cuando se condena al reo a la pena capital, ya que en este trance, la muerte lo libera.

Debemos también señalar la importancia enorme que tiene para la especie humana, los descubrimientos u observaciones astronómicas, ya que si un sujeto cualquiera descubre una nueva estrella con su telescopio y ésta emite energías sutiles de carácter destructivo (todos los cuerpos emiten energía, a la cual podemos denominar “energía masa”) estas fuerzas llegarán hasta nuestro planeta en forma intensa, ya que se ha creado una vía mental para ello.

Los templos del antiguo Egipto estaban construidos de manera que si en ciertas épocas del año una persona miraba hacia el cielo desde una abertura o ubicación previamente establecida, veía una estrella, conocida por los constructores, con lo cual se pretendía establecer un contacto mental para que el observador recibiera la influencia positiva de aquel astro.

Los egipcios poseyeron conocimientos herméticos extraordinarios antes de llegar a su decadencia. En Egipto adoban dioses animales, pero no para adorarlos, sino para que fueran adorados por los animales comunes y corrientes. Esto era la manifestación de la sabiduría hermética antigua.

El objeto de crear dioses animales era el de mantener la pureza y elevación de la raza humana, al impedir por medios “mágicos” que los animales penetraran en la escala humana, encarnando como hombres. Se comprende que esto ocurre de preferencia con animales domesticados o que por alguna razón especial tienen un contacto sostenido con el hombre. Un perro de circo, por ejemplo, ya está muy cerca de la vibración humana.

Prosiguiendo con la explicación de los dioses animales, debemos decir que cuando un animal encarna por primera vez como ser humano, será un sujeto de bajísimo nivel, con instintos animales muy fuertes y, seguramente hará un grave daño a la sociedad, ya sea por convertirse en un delincuente o al pervertirse moralmente por carecer de los frenos adecuados para controlar los instintos.

Este sujeto-animal tiene que elevarse muy gradualmente de nivel a lo largo de muchas reencarnaciones. Se comprende que si muchos animales se convierten en ejemplares de sapiens, la humanidad se enfrentaría a una grave crisis y eso es lo que ocurre precisamente en este momento.

Por medio de la magia ritual los sacerdotes egipcios sacrificaban un perro, por ejemplo, y lo momificaban enterrándolo en un lugar secreto. Este perro recibía un nombre y era ungido en el momento de su muerte como “dios de los perros”. Este animal se convertiría así en el guardián oculto que impediría el ingreso de perros a la escala humana, para lo cual había sido especialmente preparado.

Solamente falta agregar que de ninguna manera un hombre puede reencarnar como animal y que no todas las personas reencarnan.

Esta ley nos dice “Como es arriba es abajo”. Viendo como es el estado de nuestro exterior, de nuestro mundo físico, así es el estado de nuestro mundo interior y viceversa. Viendo la composición de un átomo se deduce la composición del sistema solar, exactamente igual pasa con nuestra vida, si nuestra vida es un desorden, nuestro interior será un desorden.

Cuando se calme nuestro mundo interior se aliviará nuestro mundo físico, pero no al contrario, que es como habitualmente suele ocurrir. Por ejemplo, si pensamos que si tenemos algo concreto seremos felices, pero cuando lo alcancemos, nos crearemos nuevas expectativas que nos impedirán alcanzar la felicidad, y así sucesivamente.

Como es abajo es arriba. Como es arriba es abajo”. “Como es adentro es afuera”. Como está tu interior, está tu mundo físico, luego, tu exterior. Así de preciso. En la naturaleza no tienen cabida los disfraces. No hace falta que nos esforcemos en mostrar nuestro interior, viendo nuestro mundo exterior, nuestra forma de hablar se sabe cuál es el estado de nuestro interior. Si nuestro interior está desordenado, nuestra vida externa será un desorden.

Si nos sentimos mal por dentro, sentiremos nuestra vida de forma negativa por fuera. Si analizamos nuestra vida con sinceridad y objetividad, comprobaremos cómo se cumple este axioma. Si alguien se siente en la pobreza, si siente feo, si es criticado constantemente, si sólo se rodean de personas negativas… es su propio interior quien está generando esa situación no deseada.

Por ley de Vibración nos unimos con lo que es afín a nosotros. Si dentro de una habitación hay humo, al abrir una ventana no puede salir el oxígeno limpio, pues así es nuestra vida, lo que hay dentro se manifiesta fuera. Por eso somos nosotros mismos quienes construimos nuestra propia vida en cada área, puesto que nadie puede crear nuestra vida por nosotros.

Cuando se estudia la anatomía del ser humano no se estudia cada ser humano del Universo, sino que se estudia uno y se le aplica el Principio de Correspondencia, para estudiar el océano no se trae el océano al laboratorio, sino que a una muestra se le aplica el Principio de Correspondencia, lo mismo ocurre con nuestra vida, así funciona el Universo.

Si en nuestro interior hay sentimientos de violencia, la violencia se manifestará en nuestro mundo, si en nuestro interior hay sentimientos de pobreza, la pobreza se manifestará en nuestra vida…Y así ocurre con cada ámbito de nuestra existencia.

Para poner en práctica este principio hay que ser totalmente sincero con uno mismo y responderse con objetividad a la siguiente pregunta: “¿Qué hay en mi interior?” Si hay envidia, ira, malestar, orgullo, falta de perdón, prepotencia…Se obtiene la respuesta para saber por qué nuestra vida no funciona como es de desear. Cuando pongamos en calma nuestro interior, el exterior empezará a aliviarse como por arte de magia. “Como es adentro es afuera. Como es afuera es adentro”. Sólo hay que comprobarlo para ponerlo de manifiesto.

Para entender entonces lo que se deriva de este principio, el hermetismo ha dividido la existencia en tres grandes planos o estados de conciencia (dimensiones), las diversas manifestaciones de la vida, sin olvidar que es una clasificación bastante arbitraria y que su finalidad es ponernos las cosas un poco más claras para entender qué tipo de relación hay entre ellas. Hay que recordar que la vida, y todas sus manifestaciones, solamente difieren en grado de evolución; es decir, son lo mismo, pero a diversos niveles. Por el contrario, además, cada uno de los tres grandes planos está entrelazado con los otros dos, por lo que es muy difícil establecer una verdadera división. Para hacer las cosas más sencillas todavía, estos tres grandes planos se han divido en otros 7 planos más pequeños y éstos a su vez cada uno en otros 7 subplanos, pero aquí sólo vamos a relatar los dos primeros niveles.

Así pues el primero de los Grande Planos es el Gran Plano Físico y en él nos encontramos los siguientes planos:
  1. El Plano material A: en él nos encontramos con todas las formas sólidas, líquidas y gaseosas.
  2. El Plano material B: en él nos encontramos con formas sutiles que la Ciencia comienza a conocer como la radiación.
  3. El Plano material C: en él nos encontramos formas más sutiles que las anteriores que el hombre todavía no ha aprendido a reconocer con su Ciencia.
  4. El plano de sustancia etérica: en él nos encontramos con lo que se denomina éter y que es el eslabón que une la materia con la energía.
  5. El plano de la energía A: lo que la Ciencia llama energía, como el calor, la luz, electricidad, etc.
  6. El plano de la energía B: en él nos encontramos ante lo que se ha venido a llamar las fuerzas sutiles de la naturaleza provocadas por la mente.
  7. El plano de la energía C: es un plano sólo utilizable por seres del mundo espiritual, pues es una energía infinitamente poderosa y el ser humano no está preparado para contenerla.

El segundo de los Grandes planos es el Gran Plano Mental y en él nos encontramos los siguientes planos:
  1. El Plano de la mente mineral: en él nos encontramos esas formas a las que llamamos minerales, substancias químicas, etc. 
  2. El Plano de la mente elemental A: donde nos encontramos con una serie de entidades desconocidas para el hombre, pero que hacen de puente con el siguiente plano.
  3. El plano de la mente vegetal: en él nos encontramos esas formas a las que llamamos plantas.
  4. El plano de la mente elemental B: donde nos encontramos con una serie de seres desconocidos para el hombre, pero que hacen de puente con el siguiente plano.
  5. El plano de la mente animal: donde nos encontramos con esas formas de vida a las que llamamos animales.
  6. El plano de la mente elemental C: donde nos encontramos con una serie de entidades desconocidas para el hombre, pero que hacen de puente con el siguiente plano. 
  7. El plano de la mente humana: donde nos encontramos los seres humanos.

El tercero de los Grandes planos es el Gran Plano Espiritual y en él nos encontramos desde las vibraciones más inferiores, hasta las más superiores donde nos vamos encontrando con lo que llamaríamos un maestro espiritual, después vendrían las huestes angélicas, seguidas lo que llamaríamos dioses y así sucesivamente.

Hay que recordar, una vez más, que estos planos no son exactamente lugares, sino tipos de manifestaciones que van desde las menos elevadas, las primeras; hasta las más elevadas, las últimas. De esta manera todos los planos están interrelacionados de manera que lo que le afecte a uno le afectará a los de abajo y viceversa.

El Principio de la Vibración

“Nada está inmóvil. Todo se mueve. Todo vibra”.

El gran tercer principio hermético -el Principio de Vibración- incorpora la verdad de que el movimiento está presente en toda “cosa” presente en el Universo, que nada está en reposo, que todo se mueve, vibra y gira. Este principio hermético fue reconocido por algunos de los primitivos filósofos griegos que lo incorporaron en sus sistemas. Pero luego fue perdido de vista durante siglos por los pensadores fuera de las filas herméticas. Pero en el siglo XIX la Ciencia Física lo reencontró y los descubrimientos científicos del siglo XX han añadido pruebas adicionales de la corrección y verdad de esta doctrina hermética multisecular.

Las enseñanzas herméticas expresan que no sólo está toda cosa en movimiento y vibración constantes, sino que las “diferencias” entre las diversas manifestaciones del poder universal son debidas enteramente al grado y modo variables de las vibraciones. No sólo esto, sino que incluso el Todo, en sí mismo, manifiesta una vibración constante de un grado infinito de intensidad y rápido movimiento tal que puede ser prácticamente considerado en reposo, dirigiendo los instructores la atención de los estudiantes al hecho de que incluso en el plano físico un objeto moviéndose rápidamente (tal como una rueda giratoria) parece estar en reposo. Las enseñanzas son, que el espíritu está en un extremo del polo de vibración, siendo el otro polo ciertas formas de materia extremadamente groseras. Entre estos dos polos hay millones de millones de grados y modos de vibración diferentes.

La Ciencia moderna ha probado que todo lo que llamamos materia y energía no son sino “modos de movimiento vibratorio” y algunos de los científicos más avanzados se están moviendo rápidamente hacia la posición de los hermetistas que sostienen que los fenómenos de la mente son igualmente modos de vibración o movimiento. Veamos qué tiene que decir la Ciencia en lo concerniente a la cuestión de las vibraciones en la materia y en la energía.

En primer lugar, la Ciencia enseña que toda materia manifiesta, en algún grado, las vibraciones que acompañan a la temperatura o al calor. Esté un objeto frío o caliente (no siendo ambos sino grados de las misma cosa) manifiesta ciertas vibraciones de calor y, en ese sentido, está en movimiento y vibración. Además, todas las partículas de materia están en movimiento circular, desde un corpúsculo hasta los soles. Los planetas revolucionan alrededor de soles y muchos de ellos giran sobre sus ejes. Los soles se mueven alrededor de mayores puntos centrales y se cree que éstos se mueven alrededor de otros aún mayores y así sucesivamente, ad infinitum. Las moléculas de que están compuestas las clases particulares de materia están en un estado de vibración y movimiento constante una alrededor de la otra y una contra la otra. Las moléculas están compuestas de átomos, los que, igualmente, están en un estado de movimiento y vibración constantes. Los átomos están compuestos de electrones, iones, etc. que también están en un estado de rápido movimiento, revolucionando uno alrededor del otro y manifiestan un estado y modo de vibración muy rápido. Luego, todas las formas de materia manifiestan vibración, de acuerdo con el Principio Vibración.

Y así ocurre con las diversas formas de energía. La Ciencia enseña que luz, calor, magnetismo y electricidad no son sino formas de movimiento vibratorio conectadas de algún modo y, probablemente, emanando éter. La Ciencia todavía no ha intentado explicar la naturaleza de los fenómenos conocidos como cohesión, que es el principio de atracción molecular; ni tampoco la afinidad química, la que es el principio de atracción atómica; como tampoco lo ha hecho con la gravitación (el más grandes misterio de los tres), que es el principio de atracción por el que toda partícula o masa de materia está ligada a otra partícula o masa. Estas tres formas de energía no son todavía entendidas por la Ciencia, sin embargo, los escritores se inclinar a pensar que éstas también son manifestaciones de alguna forma de energía vibratoria, un hecho que los hermetistas han sostenido y enseñado desde tiempos pasados.

El éter universal, que es postulado por la Ciencia sin que su naturaleza sea entendida claramente, es entendido por los hermetistas como una manifestación superior de la materia, es decir, materia en un grado superior de vibración llamado “la sustancia etérea”. Los hermetistas enseñan que esta sustancia etérea es de tenuidad y elasticidad extremas y compenetra el espacio universal, sirviendo como un medio vibratorio de transmisión de ondas de energía, tales como calor, luz, electricidad, magnetismo, etc. Quiere decirse que la sustancia etérea es un vínculo conector entre las formas de energía vibratorias conocidas como “materia”, por una parte y “energía o fuerza” por otra, y que también manifiestan un grado de vibración en frecuencia y modo enteramente propio.

Los científicos han aportado la ilustración de una rueda, peonza o cilindro moviéndose rápidamente para mostrar los efectos de las frecuencias de vibración crecientes. La ilustración supone estos objetos moviéndose a baja velocidad. Supongamos que el objeto se mueve lentamente, puede verse fácilmente, pero ningún sonido de su movimiento alcanza al oído humano. La velocidad es gradualmente incrementada. Rápidamente su movimiento se vuelve tan rápido que puede oírse un sonido bajo. Entonces, conforme la frecuencia se incrementa la nota se eleva en la escala musical. Después, siendo aumentada todavía más la velocidad de rotación, se distingue la siguiente nota más elevada. Después, aparecen todas las notas de la escala musical, elevándose cada vez más alto conforme el movimiento aumenta. Finalmente, cuando los movimientos han alcanzado una cierta frecuencia, se alcanza la nota final perceptible a los oídos humanos y el chillido, agudo y penetrante, se desvanece y sigue el silencio. No se oye ningún sonido proveniente del objeto en revolución, siendo la frecuencia de movimiento tan alta que el oído humano no puede registrar las vibraciones. Entonces viene la percepción de grados de calor en aumento. Después, tras de un buen rato, el ojo capta un vislumbre que el objeto se está volviendo de un color rojizo apagado oscuro. Conforme se incrementa la frecuencia, el rojo se vuelve más brillante. Según aumenta la velocidad, el rojo se torna un naranja. El naranja se torna luego en un amarillo. Así sucesivamente aparecen los tonos verde, azul, índigo y, finalmente, violeta, a medida que aumenta el grado de velocidad. Después, el violeta se desvanece y desaparece todo color, no siendo capaz el ojo humano de registrarlos. Pero hay rayos invisibles emanando del objeto, los rayos que se usan al fotografiar y otros rayos sutiles de luz. Así, comienzan a manifestarse los conocidos “Rayos X”, etc., conforme cambia la vibración o estado de rotación del objeto. Cuando se alcanza el grado de vibración apropiado, se emite electricidad y ondas magnéticas.

Cuando el objeto alcanza una frecuencia de vibración aún mayor sus moléculas se desintegran y se resuelven en los elementos o átomos originales. Los átomos, siguiendo el Principio de Vibración, son separados en los incontables corpúsculos de que están compuestos. Y finalmente, incluso los corpúsculos desaparecen y puede decirse que el objeto está compuesto de sustancia etérea. La Ciencia no se atreve a seguir más lejos la ilustración, pero los hermetistas enseñan que si las vibraciones se incrementasen continuamente el objeto remontaría los estados sucesivos de manifestación y, a su vez, manifestaría las diversas etapas mentales y después, continuando hacia el espíritu, hasta que finalmente reentraría en el Todo, que es espíritu absoluto. El “objeto”, sin embargo, habría cesado de ser un “objeto” mucho antes de que se alcanzase la etapa de sustancia etérea, pero por otra parte la ilustración es correcta en tanto en cuanto muestra el efecto de grados y modos de vibración constantemente incrementados.

En el ejemplo anterior, que en las etapas en las que el “objeto” arroja vibraciones de luz, calor, etc., no se “resuelve” realmente en esas formas de energía (que están mucho más arriba en la escala), sino que simplemente alcanza un grado de vibración en el que esas formas de energía son liberadas, en un cierto grado, de la confinante influencia de sus moléculas, átomos y corpúsculos, según sea el caso. Estas formas de energía, aunque mucho más elevadas en la escala que la materia, están aprisionadas y confinadas en las combinaciones materiales, en razón de las energías que se manifiestan a través de, y usan formas materiales, aunque quedando así atrapadas y confinadas en sus creaciones de formas materiales, lo que, hasta cierto punto, es cierto, quedando la fuerza creadora envuelta en su creación.

La enseñanza hermética afirma que toda manifestación de pensamiento, emoción, razón, voluntad, deseo, cualquier estado o condición mental, está acompañado por vibraciones, una porción de las cuales son arrojadas y tienden a afectar a las mentes de otras personas por “inducción”. Éste es el principio que produce los fenómenos de la telepatía, la influencia mental, otras formas de la acción y el poder de mente sobre mente.

Todo pensamiento, emoción o estado mental tiene su grado y modo de vibración correspondiente. Y por un esfuerzo de la voluntad de la persona, o de otras personas, estos estados mentales pueden ser reproducidos, al igual que un tono musical puede ser reproducido haciendo vibrar un instrumento a una cierta frecuencia, igual que el color puede ser reproducido del mismo modo. 

Por un conocimiento del Principio de Vibración, aplicado a los fenómenos mentales, uno puede polarizar su mente en cualquier grado que desee, consiguiendo así un control perfecto sobre sus estados mentales, humores, etc. Del mismo modo, puede afectar las mentes de otros, produciendo en ellos los estados mentales deseados. En breve, puede ser capaz de producir sobre el plano mental lo que la Ciencia produce sobre el plano físico -a saber, “vibraciones a voluntad”-. Este poder, desde luego, sólo puede adquirirse por la instrucción, ejercicios, práctica, etc., apropiados, siendo la transmutación mental una de las ramas del arte hermético.

Todos nosotros tenemos un sistema de valores que nos ayudan a diferenciar unas cosas de otras, aquello que debemos hacer de lo que no debemos hacer, lo que está bien y lo que está mal, lo que vale más y lo que vale menos, etc.


Pero ese sistema es completa y absolutamente subjetivo, puesto que únicamente lo ponemos en función de una serie de cosas que pueden ser medidas por la mente y a través de unas pautas que nos intenta fijar la sociedad. En este caso suele ser muy típico decir que una persona vale más conforme más estudios, riqueza, puesto de importancia, fama, etc. tiene. La mayoría de la gente se pasa toda su vida luchando por conseguir toda una serie de "ventajas materiales" considerando que así será mejor. ¿Cuánta gente hay en el mundo que se infravalora sólo porque un bajo nivel de estudios?


Es cierto que para prosperar en la sociedad occidental en la que vivimos se hace necesario luchar con las reglas del juego y procurarse la mayor riqueza posible. Pero el absoluto engaño está en pensar que esa prosperidad nos hace ser mejor personas o nos hace, por lo tanto, ser más valorados ante Dios.


En el sueño de Dios sólo hay una escala que mide a las personas. Aunque para Dios nadie es mejor que otra persona, ni vale más, pues toda vida, sea como sea, es valorada. Sí existe una escala que ubica a todos los seres, pero sólo en lo que se llama “escala evolutiva”. Pero, ¿qué es lo que nos hace ser humanos? El poseer un tipo concreto de vibración.


La ciencia ha demostrado claramente que todo está en movimiento, todo está formado por moléculas que se mueven, y que a su vez están formadas por átomos que también se mueven y a su vez por iones y electrones que también se mueven. De alguna manera desde la creación más minúscula hasta la más inmensa que se nos pueda ocurrir como las galaxias, está en continuo movimiento. Ese movimiento, que es circular, es conforme a una escala de velocidad; es decir, puede ir muy lento, tan lento que no seamos capaces de percibir el movimiento, o muy rápido, tan rápido que tampoco seamos capaces de percibir dicho movimiento. Así, en una escala infinita de velocidades toda la creación divina se mueve.


En este sentido podemos situar a nuestro cuerpo y a nuestro espíritu. La materia es de baja vibración, lo que la hace densa. Y ser de baja vibración significa estar compuesto por una energía que se mueve algo lenta. Cuanta más baja sea la vibración de una creación, más lenta se mueve. Respecto a nuestro espíritu, éste es de alta vibración y por lo tanto las partículas de energía que lo forman se mueven más rápido haciéndolo menos denso.


Ahora bien, el ser humano ha de compartir materia y espíritu, y aquí es donde comienzan a aparecer las divisiones o niveles dentro del propio gran nivel del ser humano. Por regla general, se entiende que aquellas personas que son negativas mantienen holísticamente global (materia, mente y espíritu) una baja vibración. Mientras que aquellas personas que son positivas a nivel global, mantienen una alta vibración.


Pero, ¿qué se entiende por personas negativas? "Por sus actos los conoceréis", decía Jesús. Aquellos individuos que se pasan todo el día criticando destructivamente a los demás, que son esclavos de su ego, aquellos que están todo el día pensando en cosas tristes o en catástrofes o que todo va mal, quienes suelen odiar a alguien, que mienten, que viven en una farsa, que aparentan lo que no son, que pasan por encima de los demás, etc. En definitiva, aquellos individuos que tienen comportamientos denominados “destructivos”, es decir, que no son útiles al espíritu, mantienen una baja vibración. No significa que solamente aquel que reúna todas las condiciones o que siempre se comporte así tenga una baja vibración, pues el mero hecho de realizar en algún momento una de estas cosas ya es motivo para que nuestra vibración sufra un descenso. De manera que cuantos más comportamientos destructivos tengamos, más nos irá bajando nuestra vibración. Cuando dejamos que nuestras vibraciones bajen, nos hacemos más vulnerables a las desgracias, a vivir completamente estresados el sueño del mundo, nos dejamos arrastrar por todo lo que nos pasa y nos perdemos en un mar de confusiones y dudas continuas, nos situamos más a la defensiva y, a su vez, atacamos más a otros. En conclusión, somos mucho más desgraciados.


Y, ¿cómo se puede mantener una alta vibración? Realizando todos aquellos actos que son denominados “constructivos”. Es decir, todo aquello que no busque herir al prójimo, respetando su libre albedrío, por tanto, dejando de ser esclavos de nuestro ego. Esto es, comenzar a conocernos y deshacernos de toda esa subjetividad que llevamos dentro para descubrir nuestra verdadera esencia divina, ésa que realmente debería llevar la batuta de nuestra vida. Así seríamos más felices, comprenderíamos el sentido de nuestra existencia y la armonía se instalaría en nuestra vida y en nuestro hogar. La herramienta más poderosa para elevar nuestras vibraciones es el Amor. Pero el ser humano no está preparado para subir de vibraciones de forma brusca, o sea, subir muy alto y demasiado rápido, porque nuestro cuerpo, como es de baja vibración, no lo soportaría. Sólo unos pocos lo han conseguido, aquellos a los que los textos llaman "iluminados". Los demás seres humanos debemos ir subiendo a ritmos más lentos y más dosificados, pues las purificaciones a las que nos tenemos que afrontar son inmensas.


Por eso a veces escuchamos comentarios como "ese individuo me da malas vibraciones" o "eso me produce unas fantásticas vibraciones". Ahora ya estás en disposición de entender qué se esconde detrás de esos comentarios.


Las vibraciones también se traducen en música y en colores. Por ejemplo, los colores que más opacos son nos dicen que hay bajas vibraciones, mientras que los que son más cristalinos y puros nos hablan de que hay buenas vibraciones. La música más estridente baja vibraciones, mientras que la armoniosa las eleva.


Así que, de una manera global, por el Principio de Correspondencia, podemos decir que, a pequeña escala, por ejemplo, en nuestras vidas hay bajas y altas vibraciones, y a gran escala, podemos decir que también sucede así en la Creación. De esta manera, aquello a lo que se llama "tinieblas", "seres diabólicos", "oscuridad", "mal", etc. posee una vibración muy baja, mientras que aquello a lo que llamamos "divino", "bien", "luz", "seres angélicos", "maestros ascendidos", "guías de luz", etc. son creaciones divinas de elevada vibración.

Y como todo se mueve, todas las creaciones pueden bajar y subir de vibración según su comportamiento.

Las bajas y altas vibraciones se repelen. Quiere decir que, aquellos individuos negativos sólo encontrarán gente como ellos, mientras que aquellos individuos positivos estarán rodeados de buena gente. Así que si a veces te preguntas por qué tienes los amigos que tienes, échate un vistazo y lo verás. "Dios los cría y ellos se juntan", por la ley de las vibraciones. Generalmente tenemos a nuestro alrededor a individuos de nuestra vibración, o de una vibración un poco inferior o un poco superior. Pero nunca de una diferencia abismal. Sólo seres muy elevados, como por ejemplo los ángeles, son capaces de evitar las consecuencias de las bajas vibraciones de muchos seres humanos y acercarse a ellos para poder ayudarlos.


El Principio de la Polaridad


Todo tiene dos polos”.

Esta ley nos dice que todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.

Norte-Sur. Frío-Calor. Alto-Bajo. Positivo-Negativo… El Yin Yang taoísta. Todo en el Universo tiene dos polos, si estamos en el polo positivo nos irá bien, si estamos en el polo nos irá mal, porque habremos generado causas negativas.

El Principio de Polaridad, al desarrollar la dualidad, nos viene a decir que los polos se tocan en los extremos, que la unión o la división de los polos va a depender de los grados en los que se desarrollen esos extremos, al igual que en el punto anterior, la vibración de cada persona, o cosa, depende de la frecuencia en la que ésta se encuentre.

No existe ningún indicador que determine donde empieza y termina cada polo. Es decir, no se puede especificar donde acaba lo alto y comienza lo bajo, y viceversa;  donde acaba el norte y comienza el sur, y viceversa; donde acaba el amor y comienza el odio, y viceversa, etc.

Para orientarnos en el mundo vamos creando términos medios, que también lo podemos llamar equilibrio, pero los términos medios son creaciones mentales que vamos creando nosotros. Ese punto medio, al igual que con el Principio de Vibración dependerá del grado de equilibrio en el que nos encontremos, por eso es importante asimilar el concepto de “unidad”. Si estamos en el polo negativo, las cosas nos parecerán negativas, mientras que si estamos en el polo positivo, las cosas nos parecerán positivas.

¿Cuántas veces hemos escuchado que los polos opuestos se atraen? ¿Que todo es lo mismo manifestándose de formas distintas? El ser humano está muy acostumbrado a clasificar el mundo que le rodea a través de las aparentes diferencias que existen en él. De esta manera va agrupando y jerarquizándolo todo. Pero si nos guiamos hacia un nivel más profundo, podremos comprender que realmente todo se reduce a la existencia de la dualidad o polaridad positiva o negativa. El gran ejemplo que se utiliza para entender este principio es el de la temperatura. Si cogemos un termómetro y lo introducimos en agua fría obtendremos un determinado grado de temperatura, si lo introducimos en un vaso con agua caliente, el termómetro reflejará otro muy diferente. Así pues, el hombre ha llamado "calor" a un tipo de graduación de la temperatura, y "frío" a otro. Pero a pesar de la diferencia de grados, y de la forma diferente de manifestarse cada uno de los elementos, en el fondo sólo es Temperatura. Es decir, es exactamente lo mismo, manifestándose de maneras distintas.

Si echamos un vistazo a nuestro alrededor observaremos que todo se mueve por este principio. Otro ejemplo claro es la diferencia entre el blanco y el negro. Ambos son reflejo de unas determinadas vibraciones que emiten un color. En el blanco residen todos los colores y en el negro no reside ninguno. Aunque en apariencia son muy distintos, a niveles más profundos son lo mismo. Y ocurre igual con la luz y la oscuridad, con el hombre y la mujer, lo bueno y lo malo...

Ahora bien, si realmente nos interesa conocer este principio es por sus consecuencias a efectos mentales. Porque en nuestra mente también se ve reflejada continuamente la polaridad. Un ejemplo clarísimo es el del Amor-Odio. Dice el refrán que “del amor al odio sólo hay un paso” y, aunque todos comprendemos que son manifestaciones totalmente distintas, una de tipo positivo y otra de tipo negativo, no se puede negar que ambas son, en esencia, lo mismo. Por ello, una se puede transmutar (transformar) en la otra en cualquier momento. Lo mismo sucede con el valor y el miedo, la alegría y la tristeza... Todos son un tipo de sentimiento que puede manifestarse de maneras muy distintas, desde la manifestación de vibración más baja, hasta la manifestación de vibración más alta.

En conclusión, si tenemos presente que la dualidad es transmutable en esencias similares y no distintas, es decir, el amor se puede transmutar como hemos dicho en odio, pero nunca en un color negro, en frío, etc., y, si tenemos presente que los polos negativos son de más baja vibración que los positivos, seremos capaces de conseguir transmutar nuestra mente en algo mucho más elevado. Y como ya sabemos que Todo es Mente, significa que podremos hacer de nuestro mundo un mundo mucho más feliz y armonioso.

Y, ¿cómo se logra esto? De una manera muy fácil y que todos conocemos: el pensamiento positivo. Por ejemplo, si una mañana nos levantamos muy tristes o desganados, en vez de permitir que esa vibración baja nos afecte el resto del día, procuraremos elevar nuestra mente, pensando cosas bonitas que pueden suceder o que han sucedido. Es decir, transmutando nuestra mente hacia la alegría. Por eso, cuando nos dicen que amemos a nuestro enemigo, nos están diciendo que transmutemos nuestros pensamientos negativos hacia dicho individuo –porque nos perjudican debido a que son de baja vibración-, a unos positivos de alta vibración, como es el amor.

Y así con todas las facetas de la vida, de manera que nosotros tenemos la llave de nuestra elevación. Lo que pensemos es lo que nos definirá y es lo que se acercará hacia nosotros. Si queremos que las cosas en nuestra vida comiencen a ir mejor, transmutemos nuestra mente del pensamiento negativo hacia el positivo.

El Principio del Ritmo
"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación"

 “Todo tiene su ritmo”. Después del invierno siempre viene el verano, después de la noche la mañana, y así con todo. Hay que hacer las cosas con ritmo, con constancia, por eso hay personas que quieren cambiar su vida de hoy a mañana y no lo consiguen, únicamente porque no mantienen el ritmo que requiere el cambio.

El Principio del Ritmo está presente en el movimiento de los planetas, en los latidos del corazón, en los animales, en los vegetales…Las hojas de los árboles se caen en otoño, para de nuevo salir en primavera,  hay animales que hibernan los meses de frío para despertar con el calor…

Todo en el Universo va y todo en el Universo viene. Nada está en reposo. No es posible que la creación permanezca estancada en el mismo estado de evolución, no es posible impedir que venga el invierno, no es posible impedir que posteriormente venga la primavera… se quiera o no es así. El Universo va a seguir actuando igual y va a ser el quien marque los tiempos, es decir, el ritmo a seguir.

El Universo se mueve por un movimiento pendular que va y viene, por eso caen y resurgen gobiernos, por ejemplo. El objetivo de nuestra vida es encontrar nuestro equilibrio para neutralizar el Principio del Ritmo. Al alcanzar el equilibrio en las áreas de nuestra vida que deseemos, neutralizaremos el movimiento pendular y estabilizaremos nuestra vida sin retrocesos pendulares.
Para comprender este principio pondremos el siguiente ejemplo: si nosotros cogemos un péndulo y lo balanceamos hacia un lado, observaremos que tras llegar al final de ese lado, poco a poco se va dirigiendo hacia el lado contrario. Lo más importante es que el mismo recorrido que realiza hacia la derecha, después lo va realizando hacia la izquierda. Es a esto a lo que se refiere la ley cuando habla de "compensación". En el Universo como en los seres que habitan en él ha de existir un necesario equilibrio que sólo se ve alcanzado por esta "compensación".

Por ejemplo, el día sigue a la noche y la noche al día. Si no existiera la Ley de Compensación existiría un desequilibrio que nos haría tener noches y días aleatorios, sin un orden lógico. Otro caso es el de las estaciones, el contrapunto del verano es el invierno, y viceversa; el contrapunto de la primavera es el otoño, y viceversa. Las cuatro estaciones mantienen un equilibrio lógico. También sucede así en el período de vida de una estrella, cuando nace se va acercando a su período de madurez, a su momento más álgido, y cuando lo pasa, vuelve de nuevo hacia un período sin fuerza y termina por morir. Al clima le ocurre exactamente lo mismo, a períodos importantes de sequía le suele suceder períodos importantes de lluvia.

Al ser humano le sucede otro tanto de lo mismo en sus planos físico, mental y espiritual. Es por eso que resulta de vital importancia conseguir desvelar cuáles son nuestros ciclos, para poder neutralizarlos. Es decir, la Ley del Ritmo no se puede destruir, pero eso no significa que no se pueda escapar de ella, en lo que se llama la "Ley de Neutralización".

La actividad mental y emocional es oscilante. Es decir, inevitablemente, nos dejamos arrastrar por períodos de sufrimiento y depresión, a los cuales le sustituyen finalmente, en la misma medida, períodos de gozo y placer. Es cierto que ese gozo y placer experimentado es realmente maravilloso, pero es inevitable que después llegue otro período de sufrimiento en la misma medida.

Pero como se ha dicho, hay posibilidad de neutralizar los efectos del ciclo desplazándonos a nuestro ego superior, es decir, permitiendo que el proceso sólo funcione a niveles inconscientes, pero que no arrastre consigo los niveles conscientes. Visualmente sería como ver que se acerca un período de sufrimiento y en vez de arremeter contra él, nos situáramos por encima. Realizando este tipo de proceso vamos adecuando nuestras fuertes ondas mentales y emocionales anteriores a unas ondas cada vez más leves, de manera que la serenidad y paz se va instalando en nuestro interior, impidiendo que el ajetreo "mundano" nos arrastre con él. Pero esto, podría decirse que tiene un inconveniente, pues es cierto que poco a poco conseguimos que el sufrimiento nos vaya afectando mucho menos, pero por la Ley de la Compensación también es cierto que los gozos ulteriores serán menores.

Los herméticos, además, aplican la Ley del Ritmo incluso a ciclos mayores. Para ellos, estos ciclos también se sufren a través de las numerosas encarnaciones del alma. De manera que, si una vida anterior la tuvimos llena de sufrimientos, la siguiente estará llena de grandes ilusiones, y la siguiente otra vez de grandes sufrimientos, y así sucesivamente. Por eso es tan importante aprender cuanto antes a neutralizar sus efectos, ya que así las sucesivas vidas serán algo mucho más equilibrado.

El Principio de Causa y efecto
“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte o azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la ley”.

Esta ley es a la que le debemos prestar más atención y la que mejor debemos asimilar, ya que es de ella de donde van a desprenderse las demás leyes y casi toda nuestra vida. Esta ley nos dice “Toda Causa tiene su Efecto y todo Efecto tiene su Causa”,  también conocida como ley de  Acción y Reacción  o Boomerang.

No hay efecto sin causa, al igual que no hay estímulo sin respuesta. Este principio se estudia junto con el Principio de Mentalismo, ya que el efecto de ser infeliz tiene su causa en pensar y sentir negativamente. Esta ley también dice que todo lo que hagamos a los demás, ya sea bueno o malo, nos será devuelto, de ahí que también se llame “Efecto Boomerang”.

Lo importante de este conocimiento es que cambiemos las causas que están provocando las situaciones infelices que no queremos en nuestra vida. Al cambiar las causas, conseguiremos tener el efecto deseado que es nuestra felicidad y las causas se cambian a través de los pensamientos, los sentimientos, las acciones y la palabra positiva.

Einstein decía “si quieres resultados distintos, no hagas lo mismo”, pues hagamos nosotros justamente eso, si estamos enfocados en la negatividad de nuestra vida, cambiemos el polo y centrémonos en lo positivo de nuestra vida;si pensamos sobre nuestro futuro y eso nos hace tener sentimientos de miedo o sufrimiento, no hagamos lo mismo, pensemos nuestro futuro de forma positiva, pensemos que todo nos va salir bien y eso nos causará un sentimiento de tranquilidad, armonía, paz…

Lo que ocurre es que en la sociedad estamos muy acostumbrados a pensar sobre nuestro futuro de forma negativa, y es justamente eso lo que estamos atrayendo, y cuando se produce el efecto en el mundo físico y se manifiesta lo que no queríamos, entonces decimos “lo sabía”, y es cuando a boca llena decimos que tenemos mala suerte.

Todo en el Universo está creado por una causa, nada ha nacido de la nada. Todo tiene su causa en el Universo, absolutamente todo. Todo lo que te sucede en el presente es lo que se ha creado en el pasado, y todo lo que se está creando en el presente, es lo que sucederá en el futuro.

Para que se produzca el efecto del crecimiento de un árbol en un jardín, ha sido necesario generar la causa de plantarlo. Para tener amor en su sentido más amplio hemos tenido que generar la causa de dar amor. Para ser feliz, hemos tenido que generar la causa de una correcta aplicación de los Siete Principios que rigen el Universo…Así con todas y cada de las facetas de nuestra vida.

Nada surge de la nada, al igual que ninguna de las personas que habitamos el mundo hemos surgido de la nada. Cuando se conozcan en profundidad todos los principios que rigen el Universo, se comprobará que todas las apariencias de problemas son responsabilidad únicamente nuestra.

Todo, absolutamente todo, está en nuestra mente y lo hemos creado nosotros.

Esta es una de las leyes mejor conocidas de los Principios Herméticos, quizá porque cualquiera que se ha adentrado un poco en la sabiduría espiritual la tiene siempre en cuenta, conozca los principios o no.

Siempre nos han enseñado que todo lo que hagamos tendrá una recompensa. Si nos sacrificamos y trabajamos duro a largo plazo obtendremos un éxito; si respetamos a los demás, los demás nos respetarán a nosotros, etc. Todo esto está inmerso en las profundidades de esta ley, donde a niveles de vida más superficiales esta ley es la que nos ayuda siempre a obtener esos logros que tanto perseguimos durante nuestra vida o a obtener esos fracasos que la mayoría de nosotros llamamos con el calificativo de "anunciados".

Pero, ¿por qué son "anunciados" esos fracasos o esos éxitos? Porque la persona ha estado trabajando, creando y forjando una serie de causas para que al final se llegara al efecto deseado como objetivo. Esta ley es tan fuerte que lo trasciende todo, que va más allá de estas y otras vidas. Esta ley dice que absolutamente nada sucede por azar, esta ley dice que no existe la casualidad sino la "causalidad". Nada en el Universo es casual, todo está perfectamente organizado y calculado. Si existiera el efecto aleatorio el Todo sería un caos y sabemos que eso no es así sólo con mirar hacia las leyes universales. Lo que ocurre es que al hombre le cuesta mucho ver en lo más profundo de su alma para determinar realmente por qué está sucediendo lo que está sucediendo. Es más fácil echarle la culpa al destino o a otras personas de aquello que la vida nos devuelve en desgracias que admitir que nosotros hemos tenido algo que ver.

Nosotros somos seres dotados de libre albedrío. Dotados pues de una capacidad de libertad de acción en nuestra vida. De nosotros depende saber utilizarla en nuestro favor o en nuestra contra. Es el momento ideal para recordar esa famosísima frase de Jesús que dice "se recoge lo que se siembra". La naturaleza nos da pues la pauta. Si siembras negatividad, pensamientos oscuros, deprimentes, tristes, o todo lo ves mal; entonces recogerás todo eso que has pensado. Sin embargo si piensas en positivo, en amor, en la alegría de vivir; verás que recoges también todo eso que has pensado. Es el momento de decirte que midas muy bien tus palabras, actos y pensamientos porque ellos son siempre los que originan esas causas que después te traerán una serie de consecuencias.

Cuando el hombre conoce esta ley es capaz de discernir de dónde han partido las desgracias o beneficios que se está viviendo ahora. Pero hay algunos efectos cuya causa se ha originado en vidas pasadas y por ello no logramos a entender de dónde ha surgido o se nos hace más difícil llegar a comprender cómo fue. Para ello suelen ser muy útiles las meditaciones profundas o las regresiones conscientes.

Se puede decir que esta ley es la que apela a la Ley del Karma. De forma más cotidiana esta ley se podría comparar con la Ley del Talión, o lo que es lo mismo, con el "Ojo por ojo. Diente por diente". Para curar ese karma negativo, una de las cosas más comunes, es sufrir en nuestras "carnes" aquello que en su día hicimos mal o le hicimos mal a otros. Se supone que así uno aprende la lección y no lo vuelve a hacer a no ser que desee volver a sufrir. Por ello, es muy típico que quien se dedica a la hipocresía, después sufra en su propia vida los efectos de la misma, por ejemplo. Hay que recordar siempre que la vida es un teatro donde nos fijamos un guión según unas directrices que eviten el caos. Basta con imaginar qué ocurriría si alguien que sembrase durante mucho tiempo amor, nunca lo fuera a recibir simplemente por un factor aleatorio. Eso no sería justo. Para eso está la justicia divina: todo cuanto se haga, tendrá un efecto y ese efecto su recompensa, ya sea positiva o negativa, siempre en función de su causa. 
  
El Principio de Generación
“La generación existe por doquier. Todo tiene sus principios masculino y femenino. La generación se mantiene en todos los planos".

La palabra “género” deriva de la raíz latina que significa "concebir, procrear, generar, crear, producir". Un momento de consideración sobre el asunto demostrará que esa palabra tiene un significado mucho más amplio y general que el término sexo, pues éste se refiere a las distinciones físicas entre los seres de sexo femenino y masculino. Es necesario que esta distinción se imprima en la mente, porque ciertos escritores que han adquirido algunas nociones de filosofía hermética han tratado de identificar este séptimo principio con erróneas y a veces reprensibles teorías y enseñanzas concernientes al sexo.

El Principio de Generación en su sentido hermético se correspondería con  la acepción normalmente aceptada del término “sexo”, aunque, en términos de hermetismo no serían exactamente lo mismo, pues este último sólo es una de las manifestaciones físicas del primero.

El género existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos. En el plano físico es la sexualidad.

Esta ley dice que “Todo se genera”. Todo en el Universo es creado. Al igual que un bebé se genera de la unión de un hombre y un mujer, así generamos nuestra vida. Si en nuestro alrededor continuamente estamos generando el mal, la discordia, la crítica, etc., estaremos continuamente generando causas negativas, no podremos generar positividad en nuestra vida, y por eso creeremos que todo nos sale mal.

Todo en el Universo es generado. Todo se genera. Todo es creado. Absolutamente todo. Comúnmente en la sociedad en que vivimos se entiende el concepto género como el atributo que se le da el sexo a las personas, sexo masculino y sexo femenino. En este contexto el sexo sólo representa la apariencia física, sólo es la manifestación física de nuestro cuerpo, sólo es nuestro envoltorio.

El Principio de Generación está directamente relacionado con el Principio de Polaridad. Para entender el Principio de Generación sólo hay que aceptar la idea “dualidad” del Universo, la idea de que todo en el Universo tiene dos polos, los cuales son necesarios, ya que el Principio de Generación indica que cuando estos dos polos se unen crean algo nuevo.
El Principio de Generación está enfocado sólo para el proceso creativo, ésta es la diferencia con el Principio de Polaridad. Por tanto, el Principio de Generación señala que son necesarios los dos polos opuestos para crear. Para poder tener electricidad el Universo necesita que se produzca la unión entre un polo positivo y un polo negativo.

Como animales que somos para poder nacer hemos necesitado de la unión del órgano reproductor masculino con el órgano reproductor femenino. Para que funcione el ordenador, desde el cuál se lee este artículo, es necesario que un cable con salida macho se introduzca en una entrada hembra… y así sucesivamente. Es decir, cuando los polos opuestos se unen generan una nueva creación.

Nosotros somos los creadores de nuestra vida, las apariencias de problemas surgen cuando nos enfocamos en un sólo polo, en un sólo extremo. El Principio de Generación no deja de actuar en ningún momento, Los siete principios actúan como una unidad siempre, por eso tenemos que ser conscientes de lo que estamos generando con nuestra mente. Tenemos que ser conscientes de lo que estamos manifestando en nuestro mundo físico, nuestra generación, nuestra creación.

En el Universo las situaciones no se crean con un sólo polo. Se necesita la unión de pensamiento y sentimiento, así es como se genera nuestra vida. Sólo hay que imaginar lo caótica que resultaría la vida se manifestaran sólo los pensamientos o únicamente los sentimientos.

Por eso para manifestar nuestra vida necesitamos de la unión de pensamiento y sentimiento, necesitamos sentir nuestra vida de forma positiva y creérnosla. Prestar atención a los pensamientos positivos para que se generen situaciones positivas, prestar atención a los pensamientos y sentimientos deseados para que puedan ser generados en el mundo físico.

Este principio se refiere exclusivamente a una función de generar diversas manifestaciones visibles a través de la unión de los principios femeninos y masculinos en cualquiera de los planos ya mencionados.

El proceso en sí es el siguiente: el principio femenino utiliza la energía que le envía el principio masculino para realizar una creación, de manera que ninguno de los dos principios es capaz de actuar por sí sólo, se necesitan imperiosamente el uno al otro. Si bien es cierto que en la mayoría de las creaciones el principio masculino y el femenino existen por separado, hay también formas de vida que poseen ambas combinándose en un sólo organismo.

Sin duda a la mayoría nos sonarán las ideas de "mente objetiva” y “mente subjetiva", de "consciente” y “subconsciente", "mente activa” y “mente pasiva" etc... Es por tanto, la existencia de la dualidad mental, la manifestación del Principio del Generación en nuestra mente. De hecho, al principio masculino de la mente se le asignan los calificativos de: consciente, activa, objetiva; mientras que a los femeninos se le asignan los calificativos de: subconsciente, pasiva, subjetiva.

Todos nosotros disponemos de dos partes muy claras, una es la conciencia del "mi" y otra es la realidad del "yo". Esto se podría asemejar al Psicoanálisis Freudiano. En el "" se encuentran reflejados todos aquellos pensamientos, ideas, sentimientos, etc. que corresponden al individuo y que puede estar más o menos identificado con ellos, viviendo más o menos manejado por esos deseos, recuerdos, etc. Esta parte de nosotros mismos es inmensamente creadora, representa al principio femenino y es la que nos permite desenvolvernos como personas. Mientras que el "yo" representa el principio masculino porque es una realidad dentro de nosotros mismos que generalmente emite grandes cantidades de energía al "mi" para que éste pueda llevar a cabo lo que desea. Aunque hay momentos en los que prefiere ser un simple espectador de los vaivenes del "mi". En este sentido se le suele conocer con el nombre de "Ser".

De ahí que se diga que todos somos creadores o dioses en potencia, pues si fuéramos capaces de poner en práctica ambos principios sin duda haríamos "grandes milagros". La mayoría de la gente vive sin usar su principio masculino, es decir, piensa, siente, intuye... pero no dota a esas ideas o pensamientos de la energía necesaria para que puedan suceder.

El problema básico radica en que el ser humano vive demasiado tiempo o demasiado identificado con el "mi" y no se da cuenta de que tiene un "yo" o "Ser". De manera que se ha polarizado en el principio femenino, dejando inerte su principio masculino donde reside la voluntad.

Conclusión

El conocimiento de “Los 7 Principios Universales” es eminentemente práctico, no tiene sentido aprendérselo de memoria si no se pone en práctica en la vida diaria y cotidiana. Lo verdaderamente importante de esto es ponerlo en práctica y comprobar por uno mismo los resultados y valorar si resultan sorprendentes o no.

Todo lo que hay en nuestra mente, es lo que se va a manifestar en nuestra vida. Los límites para la realización de nuestros deseos los ponemos nosotros mismos con las imágenes y pensamientos positivos que creamos en nuestra mente, porque el poder de nuestra mente es infinito, de ahí que lo que con resulta conveniente es que la apertura mental.

Muchas veces no somos conscientes de las imágenes mentales que tenemos en nuestra mente. Únicamente culpabilizamos de nuestra vida a nuestra “mala” suerte, a la pareja,  al jefe, a la situación del país, al sistema capitalista… No somos conscientes que la mente actúa de forma mecánica, ya que está basada en la repetición. Nuestra mente reproduce aquello que más repetimos y si lo hacemos una y otra vez, es lo que nuestra mente aprenderá y, por tanto será lo que recojamos en el futuro, ya que es el deseo que recibe de nosotros el preciso y exacto Universo y es con eso con lo que nos va a recompensar.

Como cuentas con tu libre albedrío,  ahora que tienes un esbozo de todo este conocimiento, estima hacer lo que consideres oportuno con tu vida, puesto que eres libre para ser, hacer y elegir qué quieres tener en tu vida, pues tú tienes tu capacidad de elección y de decisión para indicarle al Universo cómo proceder con tu propia existencia.



FUENTES: